El reloj interior.

El alma recupera su particular forma de sentir el paso del tiempo. Súbitamente un día se detiene el vaivén del péndulo y ya no se oye el tic tac, curioso que hasta entonces nadie reparaba en su sonido, es después cuando todos giramos nuestra cabeza intrigados por el silencio y reparamos en su inmovilidad. Es así como a veces reaccionamos ante alguna noticia o hecho que nos paraliza interiormente y solo la mano de ese mismo tiempo libera del hechizo al péndulo para que vuelva a su cansino andar. En este paréntesis nuestra mente pasa un suave paño por nuestros recuerdos, eliminando esos restos que atoran nuestra maquinaria, luego con un leve toque lo pone en marcha. Un leve toque así deberíamos eliminar los obstáculos que nos mantienen paralizados, un leve toque en nuestro orgullo, en esos principios inmutables, en la sordera de no querer oír las razones de los demás,  en admitir que uno más uno no es igual a dos cuando de personas se trata, pueden ser incluso cero o menos uno, como en muchos casos que cada cual tira para un lado.Me gusta el tren, cambiamos al viajar, todo viaje es mágico en si mismo, infinidad de libros desarrollan su historia dentro del viaje. Quizás yo este cambiando y no lo percibo aun pero quizás al llegar si. Quizás conozca a alguien que entre y pida café en este vagón. La vida consiste en encuentros y despedidas. Somos conscientes cuando decimos hasta luego que no es para siempre?. Cuando perdemos a alguien de nuestra vida ya sea por muerte, por un enfado o un despiste, nos damos cuenta que se lleva un trozo de nuestra vida?. Le doy un sorbo de nuevo al café, esta cayendo ya el sol, llegaremos a Granada en poco tiempo, justo para alojarme en el hotel y cenar arriba en el Albaicin mirando a la Alhambra iluminada. Un lugar para recuperar del todo la paz.